El ojo seco es una enfermedad oftalmológica que se deriva de la falta de lubricación de la superficie ocular. Es muy común entre la población y tiene una mayor incidencia entre mujeres mayores de 50 años.

Los ojos cuentan con unas glándulas, llamadas glándulas lacrimales, que tienen la función de segregar lágrimas de manera continua con el fin de humedecer, lubricar y mantener limpia la superficie ocular.

Cuando la película lagrimal no tiene las cualidades óptimas, es fácil que se desarrolle ojo seco. Las lágrimas están compuestas por tres componentes (oleoso, acuoso y mucoso). Si la cantidad de alguno de estos tres componentes no es la óptima, la calidad de la lágrima se resiente y afecta a la correcta lubricación del ojo. Esto puede ser debido a un cambio hormonal (de ahí que afecte a mujeres a cuando desarrollan la menopausia) o puede estar provocado por determinados medicamentos.

Hay otros factores que contribuyen al desarrollo o al empeoramiento del ojo seco. Los ambientes secos (se suelen resecar debido al aire caliente de la calefacción), el uso de lentes de contacto o el tabaquismo son algunos de ellos.

En los últimos meses, debido al uso de la mascarilla por la pandemia de COVID-19, se han notificado más casos de ojo seco debido a que los ojos permanecen reciben directamente el aire que expulsamos al respirar y que sale al exterior por la parte superior de la mascarilla.

Invierno y Ojo Seco

El ojo seco no es una enfermedad grave pero sí afecta a la calidad visual. Provoca escozor, picor, enrojecimiento y la sensación de tener algo dentro del ojo.

En invierno, el frío y el viento pueden afectar a los ojos y a la calidad visual. Cuando los ojos se exponen al frío, generan un exceso de lágrimas para protegerse. Por eso es habitual lagrimear cuando hace frío. Por el contrario, en estancias con un exceso de calefacción, las lágrimas se suelen evaporar por lo que la superficie del ojo queda reseca.

Consejos para evitar el Ojo Seco

Para evitar el ojo seco y mantener los ojos convenientemente lubricados, es conveniente utilizar gafas de sol en la calle, especialmente en los días en los que sopla viento.

En el interior de los edificios en los que haya un exceso de calefacción, se pueden utilizar humidificadores para lograr que el aire no se seque excesivamente y las lágrimas no se evaporen.

Por otra parte, puede ser bueno forzar la producción de lágrimas. Para hacerlo únicamente hay que parpadear de manera reiterada cada cierto tiempo o cuando notemos que el ojo se reseca. También podemos ayudarnos de lágrimas artificiales para mantener la humedad correcta en los ojos.

Si quieres conocer el estado de tus ojos, acércate a Federópticos Orense (C/ Orense, 7. Madrid) o llama al teléfono 91 533 68 90. Somos especialistas en salud visual.