Cómo tener una buena Salud Visual en Invierno

Durante los meses de invierno es habitual que bajen las temperaturas. Una condición que puede afectar a la salud visual por diferentes motivos que analizaremos en el presente artículo. Es preciso proteger los ojos tanto en espacios abiertos como en el interior de los edificios. Sentir picor de ojos, enrojecimiento de los mismos o un lagrimeo constante pueden ser señales de que los ojos están sufriendo. Es preciso determinar las causas para poner los remedios necesarios que permitan mantener una buena salud visual en invierno, durante los meses más fríos del año.

La Salud de los Ojos en Invierno

Los ambientes fríos pueden favorecer la sequedad de la superficie ocular. El frío, especialmente si sopla viento, contribuye a la evaporación de las lágrimas.

La película acuosa que recubre la superficie del ojo tiene la función de proteger el ojo y de mantenerlo lubricado. Junto con el parpadeo, las lágrimas suponen una barrera contra las agresiones externas ya que contienen unas enzimas que protegen los ojos de la entrada de bacterias evitando la probabilidad de desarrollar una infección ocular.

Hay personas que padecen el síndrome del ojo seco, una condición en la que las lágrimas son escasas o tienen poca calidad. Esta condición puede deberse a diferentes factores como el uso de lentes de contacto, la falta de vitamina A o de ácidos grasos Omega3. Las mujeres, especialmente a partir de los 50 años, tienen más probabilidad de desarrollar ojo seco.

El frío del invierno se puede sumar a los factores ya mencionados para complicar la situación del ojo seco.  Y es que, cuando la película acuosa es escasa, o tiene poca calidad, el ojo dispone de menos herramientas para protegerse.

Aunque es recomendable acudir al profesional para que determine el posible origen de esta situación y adopte las medidas necesarias, podemos recomendarte utilizar gafas de sol en espacios abiertos. Las gafas de sol, especialmente si son envolventes, protegen los ojos evitando, en parte, la evaporación de las lágrimas.

En cuanto al interior de los edificios, en invierno, el uso de la calefacción también puede provocar la evaporación de las lágrimas aunque por un motivo diferente. En este caso, por el aire seco. En este caso, una buena opción para mantener los ojos lubricados pasa por utilizar humidificadores.

Además, si así lo recomienda el profesional, se pueden utilizar lágrimas artificiales para mejorar la cantidad y calidad de la lágrima.

Queratitis por la Nieve

Otro riesgo propio del invierno, especialmente entre los amantes de los deportes de nieve, procede de la exposición a este elemento sin la protección visual adecuada.

La nieve puede suponer un peligro para los ojos debido a que actúa como un reflector de los rayos del sol. El sol emite unos rayos que son perjudiciales para la vista. Se trata de los rayos ultravioleta que favorecen la aparición, a medio o largo plazo, de cataratas, cáncer ocular o DMAE (Degeneración macular por Edad). A corto plazo, sin protección para los ojos, el sol puede provocar fotoqueratitis o ceguera de la nieve.

El efecto de los rayos del sol es más dañino cuanto mayor es la altura sobre el nivel del mar. Por eso en las montañas, el sol es más peligroso. Si, además, los rayos se reflejan en la nieve, el impacto sobre los ojos es doble.

La mejor manera de proteger los ojos en estas circunstancias es utilizando gafas de sol con protección ultravioleta. Las gafas polarizadas proporcionan una mayor protección y confort visual.

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