Calefacción y ojo seco
En el mes de diciembre se suele hacer evidente la bajada de los termómetros. Es el momento de utilizar ropa de abrigo en el exterior y de encender las calefacciones en el interior de los edificios. En invierno solemos pasar más tiempo en espacios cerrados por lo que los ojos están sometidos a una agresión que suele pasar desapercibida. Nos referimos al aire seco de la calefacción.
Qué es el Ojo Seco
El ojo seco es una enfermedad crónica que se desarrolla por diferentes motivos. Como su nombre indica, el ojo pierde su lubricidad, algo que es imprescindible para la correcta salud visual. Una disminución de la cantidad de lágrimas o una menor calidad de las mismas provocan que la película acuosa que recubre el ojo pierda efectividad.
La lágrima cumple una función muy importante ya que protege al ojo de agresiones externas gracias a una enzima presente en la misma.
El calor de la calefacción hace que el aire se reseque. Y esto provoca que las lágrimas del ojo se evaporen más fácilmente. Para las personas con ojo seco, esta circunstancia complica aún más su situación.
Para evitarlo, o al menos reducir el impacto, se puede actuar de manera preventiva. El uso de humidificadores contribuye a evitar que el aire se reseque y a mantener las lágrimas. Además, estos aparatos son beneficiosos para mantener hidratadas las mucosas y evitar la sequedad de nariz y garganta.
Si el uso de humidificadores no es posible, es conveniente utilizar lágrimas artificiales a demanda, pues su uso no provoca ningún efecto secundario adverso y alivia los síntomas de sequedad ocular. Por otra parte, una dieta rica en alimentos que contengan ácidos grasos Omega3 favorece una mayor calidad de las lágrimas. Entre los alimentos ricos en Omega 3 cabe destacar los pescados (especialmente el salmón, la caballa, el atún y las sardinas), las nueces y el aceite.
Protección frente al Viento
Si, tal y como estamos viendo, el aire cálido y los ambientes resecos afectan a los ojos favoreciendo la evaporación de las lágrimas, el aire frío también puede afectar negativamente a la salud visual. Y es que el viento frío también puede provocar sequedad ocular.
El viento hace que se reseque el ojo provocando molestias como picazón o escozor. Podemos evitarlo utilizando gafas. Las gafas de sol, sean o no graduadas, evitan que, en espacios abiertos, el viento incida directamente sobre la superficie ocular. Para una mayor protección, una buena opción pasa por utilizar gafas de sol envolventes. Son muchos los deportistas (especialmente los ciclistas, esquiadores, etc) que utilizan gafas envolventes. De esta manera protegen sus ojos tanto del aire como de la entrada al ojo de insectos o cualquier pequeño objeto que pueda ser proyectado por el propio viento.
Si, en los meses más fríos del año, tu visión se resiente, acércate a Federópticos Orense (C/ Orense, 7). Nuestros profesionales revisarán tu salud visual y determinarán si tienes problemas de ojo seco y qué puedes hacer para mejorar la situación. Reserva cita en el 91 533 68 90.
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